Tal vez ahora más que nunca, los consumidores tienen que estar alerta sobre la protección de su dinero duramente ganado y manejar los gastos tan sabiamente como sea posible. Uno de los sectores más lucrativos de la industria financiera, las compañías de tarjetas de crédito, están haciendo miles de millones de dólares cada año por cobrar a sus clientes sin saberlo una tarifa costosa o un cargo escondido detrás de otro.

La búsqueda de cargos ocultos en las tarjetas de crédito
Hasta que la industria de las tarjetas de crédito no esté completamente gobernada por leyes estatales o federales (lo que se antoja bastante difícil), debemos ser diligentes cuando se trata de protegernos a nosotros mismos y a nuestro dinero. A pesar de las nuevas leyes promulgadas recientemente para reducir este tipo de prácticas, la industria es probable que responda de la misma manera con diferentes conjuntos de derechos, menos programas de recompensa y menos promociones.
No tomar el tiempo suficiente para leer y entender por lo menos las estipulaciones y condiciones principales de una tarjeta de crédito puede dar lugar a una costosa lección.
Para ahorrarse sorpresas desagradables, así como una considerable cantidad de dinero, examine los estados de cuenta de su tarjeta de crédito de cerca, así como las notificaciones de cambio de los términos que le lelguen por carta. En la actualidad, las compañías de tarjetas de crédito están autorizados a cambiar sus condiciones en cualquier momento, siempre y cuando los titulares de tarjetas lo sepan con 15 días de antelación (dependiendo de país pueden encontrarse diferencias).

Tasas, cargos y más cargos
Las cuotas anuales de las tarjetas de crédito son bastante comunes enre las diferentes compañías. Las tarjetas de crédito de alto riesgo, o aquellas que están diseñados para personas con poco crédito, son famosas por el cobro de tarifas anuales.
La gran mayoría de las tarjetas de crédito vienen con una tasa introductoria del 0% por lo menos durante los primeros meses, que a primera vista suena como que podría ser un excelente negocio, pero realmente no hay que dejarse llevar por las ofertas iniciales.
Sabemos que la mayoría de las empresas cancelan esta ventaja si se si llegas tarde a un pago y algunos incluso le cobrarán intereses retroactivos en compras anteriores si su deuda no se paga por completo antes de que termine el período de introducción.
A pesar de todo esto, las tarjetas de crédito todavía pueden ser una buena manera de construir crédito, comprar cosas muy necesarias, darse el lujo que de otro modo no podría, o incluso financiar los costos iniciales de un nuevo negocio. Ser totalmente consciente de todos los problemas comunes, trucos y trampas utilizadas por los emisores de tarjetas de crédito es la única forma segura de manejar sus finanzas con sabiduría.
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¿Creería usted que podría ser acusado de no usar su tarjeta de crédito? Por increíble que parezca, muchas empresas han implementado una política de cobrar lo que se conoce como una cuota anual de no uso o inactividad, que por lo general es alrededor de veinte dólares; y este es sólo uno de los muchos y variados tipos de tasas de tarjetas de crédito.
¿Tiene pensado llevarse consigo su tarjeta de crédito de vacaciones a otro país? También es posible que se sorprenda al saber que muchas empresas están cobrando tasas de transacciones en adelantos de efectivo y compras realizadas fuera del país, por lo general un promedio del tres por ciento del total de la compra.
EDITORIAL
“Entre la Razón y el Entendimiento” por Alvaro López
Firme ahora y …
En octubre de 2011, la tarjeta de crédito más onerosa para el consumidor fue la Spira clásica, emitida por Invex, con un costo anual total (CAT) de 113.4 por ciento, superior en 33.59 puntos porcentuales al de octubre de 2007. Esta variación equivale a que un deudor con un saldo de 10 mil pesos pagaba hace un año intereses por 658 pesos al mes y en octubre de este año, siempre que no hubiera hecho nuevas compras, los intereses mensuales serían de 941 pesos, un incremento de 43 por ciento.
Esta información se refiere al costo anual total, un indicador más real sobre el costo del crédito, porque además de la tasa de interés incorpora los pagos adicionales que debe hacer el deudor por concepto de comisiones. La fuente de los datos es la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef).
La segunda tarjeta de crédito más onerosa, también en octubre de 2008, es la Visa clásica de Santander, con un CAT de 84.2 por ciento, 27.77 puntos más alto que en el mismo mes de 2007, cuando fue de 56.45 por ciento anual.
Sigue la tarjeta Azul de BBVA Bancomer, con un CAT el mes pasado de 80.76 por ciento, 24 puntos porcentuales más que en octubre de 2007. Después está la Clásica de Banamex, con un costo anual total de 77.02 por ciento, 20 puntos arriba del nivel de 12 meses antes.
El costo anual total es una información que los bancos están obligados a dar a los usuarios de todo tipo de préstamos, según establece una ley de transparencia de servicios financieros, en vigor desde el año pasado. La Asociación de Bancos de México (ABM) comentó que, respecto de la tarjeta de crédito, las instituciones financieras “se mueven cada vez más” a establecer un precio individual en función del nivel de cumplimiento de los usuarios.
“Hace algunos años, cada banco tenía una tasa de interés que dependía del tipo de plástico: tarjetas clásicas, oro, platino. Hoy cada vez más los bancos cobran en función del riesgo de crédito de cada persona y, en ese sentido, hoy hay tasas de interés debajo de 20 por ciento anual para los clientes con un riesgo de incumplimiento menor, hasta tasas que ciertamente reflejan un riesgo percibido como mayor, particularmente en los nuevos entrantes al circuito de crédito”, explicó la ABM.
En un reporte publicado a principios de este mes, el Banco de México aseguró que el incremento en el costo de los préstamos a través de tarjetas refleja tanto el endurecimiento en las condiciones que fija la banca para otorgar crédito, así como el deterioro que ha mostrado la cartera en los meses recientes, derivada del repunte en la morosidad.